MÁS INFORMACIÓN: CUANDO Y DONDE DERIVAR

CÓMO Y CUÁNDO DERIVAR A UN PACIENTE CON DOLOR CRÓNICO NO ONCOLÓGICO
CONSIDERACIONES GENERALES

• La Atención Primaria (AP) es el nivel inicial y básico de atención, garantizando la globalidad y continuidad de la atención del paciente.

•  La AP es el eje de la atención al paciente con condiciones de salud y limitaciones en la actividad de carácter crónico.

•  En el ámbito de la AP el dolor es un problema muy prevalente, con importante repercusión en los pacientes y en su calidad de vida.

•  Desde AP se debe desarrollar una atención c entrada en el paciente, basada en el modelo biopsicosocial.

• Desde AP es importante favorecer la autoeficacia y el automanejo de los pacientes con dolor crónico y fomentar estrategias adecuadas de afrontamiento del dolor.

• Una de las limitaciones del médico de familia es el escaso tiempo del que dispone para una consulta, lo que hace muy difícil explorar, además de los aspectos biológicos del dolor crónico, su repercusión en la esfera afectiva, emocional, social y laboral, tanto en el paciente como en sus familiares.

• En resumen, el médico de familia juega un papel central en la atención de los pacientes con dolor crónico, pero lo ideal serían los equipos multidisciplinares que incluyan a los profesionales de AP (médicos, enfermeros, trabajadores sociales) en estrecha colaboración con asociaciones de pacientes, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y profesionales del ámbito hospitalario, incluidos los de salud mental y los de las unidades de tratamiento del dolor.

 

TRABAJO EN RED

•  La atención al dolor crónico requiere un proceso de atención que debe estar bien planificado y organizado para atender todas las necesidades de los pacientes, desde un punto de vista holístico.

• Se precisa una adecuada coordinación entre los distintos niveles asistenciales para evitar la fragmentación de los cuidados, principalmente en situaciones de cambio de nivel asistencial.

• Para lograr esto, proponemos los siguientes criterios que permiten orientar al profesional de AP sobre cuándo y dónde derivar a un paciente con dolor crónico:

 

• Uso de dosis superiores a 90 mg/día de morfina o equivalente.

• Dolor neuropático no controlado con fármacos de primera y segunda línea.

• Dolor crónico de difícil control (no responde a tratamiento y seguimiento adecuado al cabo de 6 meses).

• Comorbilidad médica que contraindique el uso de opioides.

• Antecedentes de trastorno por uso de alcohol u otras drogas que presenten dolor intenso.

 

• Comorbilidad psiquiátrica primaria.

• Sintomatología ansiosa y/o depresiva secundaria al dolor crónico y a sus repercusiones psicoemocionales y sociales.

• Elevado componente emocional del dolor, difícil de manejar.

• Dificultad mantenida en el tiempo para aceptar el dolor y estrategias de afrontamiento desadaptativas frente al mismo.

 

• Consumo activo de alcohol, drogas o benzodiacepinas.

• Antecedentes de abuso de otros fármacos de prescripción.

• Tras un primer episodio de sobredosis con analgésicos opioides.

• Conductas aberrantes relacionadas con el uso de opioides.

• Signos y síntomas objetivos de abuso o adicción a los analgésicos opioides.